Un Compromiso con la Vida
La Reserva Natural La Planada es considerada como uno de los lugares de mayor riqueza biológica en Colombia. Descrita como el imperio supremo de las Epifitas por el botánico Alwyn Gentry, este paraíso de líquenes, bromelias, musgos y orquideas, que en su bastedad cubre tres mil doscientas hectáreas de bosques de niebla, constituyen para la comunidad AWÁ una de sus mayores satisfacciones y para el país, un aporte concreto de lo que se puede llegar a realizar cuando se asume un compromiso ineludible y permanente con el medio ambiente.
Pocos ecosistemas en Colombia han sido tan visiblemente golpeados por la tala indiscriminada como los bosques de niebla. La deforestación le ha costado al país la extinción de muchas especies de flora y fauna, y la transformación de extensas zonas, antes densas y colmadas de la riqueza y el verdor de exuberantes arboledas, en terrenos dedicados a las prácticas agrícolas y ganaderas, para favorecer un mal entendido desarrollo que generalmente no considera las condiciones y la vocación de los suelos, sin contar además con los nocivos efectos que las quemas, posteriores a las talas, le han causado a nuestra capa de ozono. Estas circunstancias llevaron a la FES a iniciar en 1982 un proyecto sin precedentes en el país, al crear la primera Reserva Natural protegida por una organización privada en Colombia. El escenario fue la finca Buenos Aires en el municipio de Ricaurte en el Departamento de Nariño, lugar con extraordinarias condiciones de biodiversidad amenazado por la acción del hombre. El objetivo del proyecto: Evitar la perdida genética y preservar la vida de centenares de plantas y animales que tenían como único hábitat estos últimos relictos de cordillera occidental y las húmedas arboledas del denominado Anden Pacífico.
El tesoro natural de este rincón de Colombia, evidente en el numero de plantas, aves, mamíferos, reptiles, anfibios e insectos que habitan esta extensa zona, ha sido resultado de la conjugación de diversos factores como la historia biológica, la geografía de la región, de particulares condiciones topográficas, del clima y de los suelos del área, y sin duda alguna, del respeto y equilibrado manejo que le ha brindado el pueblo Awá que habita estas regiones. Todo esto llevó a FES a buscar el apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, para adquirir los terrenos de esta finca y entregarle al país lo que hoy se conoce como el proyecto de La Planada.
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Foto: Abel Caicedo |
Hoy, podemos atestiguar cómo el milagro de la vida ha resurgido. Paulatinamente, arbustos de mediana estatura como el Mancharopa y el incienso fueron apareciendo, atrayendo muchas aves que dispersaron sus semillas. Este proceso, conocido como regeneración natural, han permitido que los nuevos arbustos hayan desplazado los antiguos potreros, para dar paso a jóvenes y frondosos bosques que albergan en su interior mas de mil ochocientas especies de plantas vasculares y doscientas cuarenta y tres especies de aves entre las que se destacan el Tucán de montaña, el Gallito de roca, y el conpás. Del mismo modo, han encontrado protección en La Planada un sin numero de venados, tejones, conejos, tigrillos, monos aulladores y el único oso de Suramérica: el Oso Andino.
La rica y diversa vegetación de La Planada, admirada y ampliamente estudiada por científicos nacionales y extranjeros, es fruto en gran medida de la humedad que suministra la espesa bruma, que permanentemente se toma cada rincón de la Reserva, la cual es responsable de casi la mitad del agua que utilizan las plantas para lograr su desarrollo.
El patrimonio hídrico de La Planada también es invaluable. Los bosques de la Reserva, como las esponjas, retienen, a través de las plantas y particularmente los musgos, las lluvias que alimentan los nacimientos y los cauces de dieciséis quebradas de agua límpidas y cristalinas que nutren acueductos veredales en las zonas aledañas, y que incesamente fluyen hacia los ríos Pialapí y Miraflores, y otras vertientes fluviales, en su afanosa búsqueda del Pacífico.
Desde otra perspectiva, también se debe destacar que La Planada no solo ha sido objeto de importantes investigaciones científicas, programas de conservación, centro de educación ambiental, propuesta de desarrollo comunitario y proyecto pionero de reproducción del oso andino, sino también, un espacio que ha abierto las puertas a una nueva visión sobre la responsabilidad que le compete a la ciudadania y el sector privado frente a las causas ambientales.
Fuente: Mauricio Cabrera Galvis (Presidente fundación FES 1997)